INTELIGENCIA
COLECTIVA
Humanidad
emergente en el mundo del cyberespacio.-
PIERRE LÉVY
Introducción.
Primera Parte
Economía
La prosperidad de
una nación, región geográfica, negocio o individuo depende de su habilidad para
navegar el espacio del conocimiento. Ahora el poder está conferido a través
del manejo óptimo del conocimiento, o
sea esté envuelto en la tecnología, la ciencia, la comunicación, o nuestra
relación “ética” con el otro. Teniendo mayor habilidad para formar comunidades
inteligentes, mentes abiertas, sujetos cognitivos capaces de iniciativa, imaginación y rápida respuesta,
seremos capaces de asegurar nuestro éxito en un ambiente altamente competitivo.
Nuestra relación material con el mundo
se mantiene a través de una formidable infraestructura epistemológica y lógica:
instituciones de enseñanza y entrenamiento, cadenas y redes de comunicación,
tecnologías intelectuales digitalmente asistidas, el continuo mejoramiento y
distribución de técnicas. A largo plazo todo se basará en la flexibilidad y
vitalidad de nuestras redes de producción, transacción, e intercambio de
conocimiento.
Sería una
simplificación grosera comparar la transición a la era del conocimiento con el
cambio a una economía de servicio. Tal transición no puede ser reducida a un
desplazamiento de la actividad industrial al sector de servicio, pues el sector
de servicio está siendo asediado cada vez más por una variedad de objetos
tecnológicos. Se está siendo “industrializado” al ser caracterizado por la
presencia de ATM (cajeros automáticos), sitios Web, software educativo,
sistemas expertos, etc. Cada vez mas las organizaciones industriales ven sus
actividades como formas de servicio. Para poder responder a las nuevas
condiciones de la vida económica, empresas tienden a organizarse de tal manera
de ser receptivas a Redes de Innovación. Esto significa, por ejemplo, que en una corporación grande, los departamentos
pueden interactuar unos con otros rápida y fácilmente, sin la necesidad de
algún arreglo formal y con el continuo intercambio de información y de
personas. Sistemas interactivos y redes de innovación contemporáneas se
interceptan unas con otras operando a través de la empresa. El incremento en el
crecimiento de sociedades y alianzas es una extraordinaria ilustración de este
proceso. Nuevas habilidades deben continuamente ser importadas, producidas, e
introducidas (en tiempo real) en todos los sectores de la economía. Las
organizaciones deben mantenerse receptivas a un flujo constante y renovado de
técnicas científicas, sociales y estéticas.
El flujo de técnicas condiciona el
flujo de dinero. Una vez que el proceso de renovación disminuye, la compañía u
organización corre el peligro de petrificación y extinción. Como ha escrito
Michel Serres, el conocimiento se ha convertido en la nueva infraestructura.
¿Porque los llamados “gobiernos
comunistas” comenzaron a decaer agudamente durante los años 70, antes de
finalmente colapsar al comienzo de los años 90? Sin entrar en detalle de lo que
es un tema complejo, puedo ofrecer una hipótesis que quizás pueda esclarecer
nuestra aproximación a la era del conocimiento. La economía planificada
burocráticamente, que aún era capaz de funcionar al comienzo de los años 60,
fue incapaz de seguir la transformación del trabajo que resultó de la labor
contemporánea de estructura tecnológica y organizativa. El totalitarismo
colapsó frente a las nuevas formas de
trabajo cooperativo y móvil. Fue incapaz de inteligencia colectiva.
La gran sacudida
de las economías occidentales hacia el sector terciario no fue sin embargo el
único factor involucrado en esto. Un movimiento más significativo comenzaba, un
movimiento antropológico. Comenzando en los años 1960, se hacía cada vez mas
dificultoso para un trabajador, empleado, o ingeniero, heredar las tradiciones
del oficio, ejercer y transmitir dicha habilidad prácticamente sin cambio,
asumir una identidad profesional duradera. No solamente cambiaron las
tecnologías rápidamente, pero se volvió necesario aprender a comparar, regular,
comunicar, y reorganizar la actividad propia. Se volvió necesario ejercer el
potencial intelectual propio de forma continua. Además, nuevas condiciones de
vida económica, daban un margen competitivo a organizaciones en las cuales cada
miembro era capaz de tomar la iniciativa para coordinar, en vez de someterse a
alguna forma de planificación escalonada. Pero esta
constante movilización de habilidades sociales y cognitivas, asumía
implícitamente un grado considerable de involucramiento subjetivo. Ya no era
suficiente identificar uno mismo pasivamente con una categoría, oficio, o
comunidad. Ahora la singularidad, la identidad personal propia estaban
implicados en la vida profesional. Es precisamente esta forma de movilización
subjetiva, altamente individual así como ética y cooperativa, que el universo
burocrático y totalitario fue incapaz de generar.
Obviamente la
interpretación del ocio, cultura, y trabajo como una forma de cometido global
social y subjetivo sigue siendo privilegio de líderes de negocios, los más
altamente calificados ejecutivos, ciertas profesiones, investigadores, y
artistas. Hay indicaciones, sin embargo, que este modelo se expandirá por un
proceso de movimiento capilar a todas las capas de la sociedad. El hecho de que
el límite entre nuestra vida profesional y nuestro desarrollo personal comienza
a empañarse, significa la muerte de una
forma de actividad económica. Metas económicas y eficiencia tecnológica ya no
pueden operar dentro de un circuito cerrado. Tan pronto como un compromiso
genuino subjetivo es requerido de individuos, necesidades económicas deben dar
paso a políticas en el más amplio sentido de la palabra, esto es a
responsabilidad ética y cívica. También deben reflejar significados culturales.
Economía pura o mera eficiencia dejan de ser efectivas. Solamente incorporando objetivos culturales y morales,
experiencia estética, puede el comercio ocuparse de la subjetividad de sus
empleados así como sus clientes. La corporación ya no solamente consume y
produce bienes y servicios, como las economías tradicionales. Ya no se
satisface con implementar, desarrollar, y distribuir técnica y conocimiento,
como indica la nueva aproximación cognitiva a estructura organizativa. Debemos
reconocer el hecho que la corporación, como otras instituciones, promueve y estimula
el desarrollo de subjetividad. Debido a que condiciona todas las demás
actividades, la producción continua de subjetividad será probablemente
considerada la mayor actividad económica a través del próximo siglo.
Bajo el sistema
asalariado el individuo vende su fuerza física o tiempo de trabajo dentro de
una estructura cuantitativa y fácilmente medible. Tal sistema podría dar paso a una forma de autopromoción, involucrando habilidades
diferenciadas cualitativamente, por productores independientes o equipos
pequeños. Individuos y micro-corporaciones son más capaces que compañías
grandes de una reorganización continua y realzamiento óptimo de habilidades
individuales que son los requerimientos actuales para el éxito. La vida
económica ya no será conducida principalmente por la competencia entre
compañías grandes, quienes estimulan formas de trabajo cuantitativas y
anónimas. En vez, estamos testimoniando el desarrollo de formas complejas de
interdependencia, confrontación entre
zonas de oficios que son fluidas, deslocalizadas, basadas en sus
singularidades, y agitadas por movimiento moleculares permanentes de
asociación, intercambio, y rivalidad. La habilidad de formar y reformar
rápidamente comunidades inteligentes será el arma decisiva de centros regionales
de habilidades compitiendo dentro de un espacio económico globalizado. El
emerger y la constante redefinición de identidades distribuidas no solamente se
llevara a cabo dentro de la estructura institucional del negocio, pero a través
de interacciones cooperativas en un cyberespacio internacional.
Antropología
Una vez que el conocimiento se convierte en el motor primario, un
paisaje social desconocido de desdobla frente a nuestros ojos en el cual las
reglas de interacción social e identidades de los actores se redefinen. Un
nuevo espacio antropológico, el espacio del conocimiento, se está
formando hoy, el cual podría fácilmente tomar precedencia sobre los espacios de
la tierra, territorio, y comercio que los precedió. La segunda parte de este
libro (capítulo 7 al 15) se dedica a la cartografía detallada de estos espacios
y sus interelacionamiento.
¿Que es un
espacio antropológico? Es un sistema de proximidad (espacio) único al mundo de
la humanidad (antropológica), y pues dependiente de tecnologías, significados,
lenguaje, cultura, convenciones, representaciones, y emociones humanas. Por
ejemplo, en el espacio antropológico al que yo hago referencia como
“territorial”, dos individuos, viviendo a cada lado de una frontera, están “mas
distantes” uno de otro, que personas viviendo en un mismo país, mientras esta
relación podría revertirse en el espacio de geografía física.
La tierra
fue el primer gran espacio de significado formado por nuestra especie. Se basa
en tres características primordiales que distinguen Homo sapiens:
lenguaje, tecnología, y formas complejas de organización social (“religión” en
el sentido más amplio de la palabra). Solamente la humanidad vive en ésta
tierra; animales habitan nichos ecológicos. Nuestra relación con el cosmos es
el aspecto fundamental de éste primer espacio, tanto desde un punto de vista
que hoy en día podríamos calificar como imaginario (animismo, totemismo), así
como desde un punto de vista muy práctico, dado el íntimo contacto entre
nosotros y la “naturaleza”. Mito y rito son los modos específicos de
conocimiento de éste primer espacio antropológico. En la tierra, identidad se
inscribe dentro de nuestro lazo al cosmos; así como, nuestra afiliación o
alianza con otros hombres. Generalmente, nuestro nombre es el primer ítem en
nuestro currículum vitae, nuestra inscripción simbólica dentro de una línea
ancestral.
Un segundo
espacio territorial surgió durante el período Neolítico con el
desarrollo de la agricultura, la ciudad, el estado, y la escritura. Este
segundo espacio no eliminó la gran tierra nómade pero parcialmente la cubrió e
intentó convertirla en algo sedentario, domesticado. La caza y la recolección
ya no eran una fuente de riqueza, pero sí la posesión y explotación del campo.
Dentro de éste segundo espacio antropológico el modo dominante del conocimiento
se basó en la escritura: historia y el desarrollo del conocimiento sistemático,
teórico, y hermenéutico. Aquí, el pívot de la existencia ya no era la
participación con el cosmos pero sí el enlace a una entidad territorial
(afiliación, propiedad, etc.) definido por sus fronteras. Hoy, junto con
nuestro nombre, tenemos una dirección que sirve para identificarnos dentro del
territorio de residentes y contribuyentes. Las instituciones en las cuales
vivimos, también son territorios, o yuxtaposiciones de territorios, con sus
jerarquías, burocracias, sistemas de reglas, fronteras, lógica, pertenencia, y
exclusión.
Un tercer espacio
antropológico comenzó a desarrollarse en el siglo dieciséis, que llamaré el
espacio de la mercancía. Comenzó a tomar forma con el desarrollo inicial
de un mercado mundial luego de la conquista de América por los europeos. El
principio organizativo de éste nuevo espacio es el movimiento: el flujo de
energía, materia prima, mercadería, capital, trabajo, información. El gran
movimiento de desterritorialización que comenzó a desarrollarse al amanecer de
la era moderna no resultó en la supresión de territorio pero sí en la
subversión, su subordinación al flujo económico. El espacio de mercancía no
eliminó los espacios precedentes, pero se adelantó a ellos. Se convirtió en el
nuevo motor de la evolución. La riqueza ya no se basaba en el control de
fronteras sino en el control de movimiento. Ahora reina la industria, en el sentido
general de proceso de materiales e información. La ciencia moderna experimental
es un típico modo de conocimiento del nuevo espacio de movimiento continuo.
Pero la ciencia tradicional está sufriendo un proceso de desterritorialización.
Luego de la segunda guerra mundial, dio paso a una”technoscience” (ciencia
técno) impulsada por una dinámica permanente de investigación e innovación
económica. El acoplamiento de la práctica teórica y experimental característica
de la ciencia clásica ahora debía competir con el poder creciente de modelación
digital y simulación, que amenazaban los métodos epistemológicos tradicionales
y daban un vistazo al tumulto de un cuarto espacio. Poseer una identidad,
existir en el espacio del flujo de mercancía, significa que participamos de
intercambio y producción económica, ocupamos una posición en los nodos de
varias redes de producción, transacción, y comunicación. Ser desempleado dentro
del espacio de la mercancía es un signo de mala suerte, porque dentro de él
nuestra identidad se define mediante el trabajo, que significa, para la mayoría
de la población, un trabajo y un salario. En nuestro currículo vitae, justo
luego del nombre (posición en la tierra) y dirección (posición dentro del
territorio), generalmente indicamos nuestra profesión (posición en el espacio
de la mercancía).
¿Es posible hacer
existir un nuevo espacio, en el cual tendríamos una identidad social aún sin
una profesión? Quizás la actual crisis de identidad y formas sociales de
identificación significan el surgimiento incompleto y poco percibido de un
nuevo espacio antropológico, uno de conocimiento e inteligencia colectiva, del
cual su llegada, de ninguna manera se garantiza mediante leyes históricas. Como
otros espacios antropológicos, el espacio del conocimiento controlará
los espacios precedentes en vez de eliminarlos. Desde aquí en adelante, la
existencia de redes económicas, poder territorial así como la sobre vivencia de
la gran tierra nómade, dependerán de la capacidad del hombre para adquirir
rápidamente conocimiento y el desarrollo de una imaginación colectiva.
Inteligencia y
conocimiento humano siempre han jugado un papel central en la vida social.
Nuestra especie se llama sapiens por buena razón. A cada espacio
antropológico le corresponde un modo específico de conocimiento. ¿Pero
entonces, porque referirse al nuevo horizonte de la civilización como el espacio
del conocimiento? Hay por lo menos tres aspectos a esta novedad: la
velocidad de la evolución del conocimiento, el número de personas que se les
pedirá que aprendan y produzcan nuevas formas de conocimiento, y por último, la
aparición de nuevas herramientas (herramientas ciberespaciales) capaces de dar
a luz, dentro de la nube de información a nuestro alrededor, paisajes únicos y
desconocidos, identidades singulares características de dicho espacio, nuevas
figuras socio históricas.
Velocidad.
Nunca antes la ciencia y la tecnología han evolucionado tan rápidamente, con
tantas consecuencias directas sobre nuestra vida diaria, trabajo, modos de
comunicación, relación con nuestros cuerpos, espacio, etc. Hoy es dentro del
universo del conocimiento y técnica donde la aceleración es mayor y las
configuraciones más cambiables. Esta es una de las razones porque el
conocimiento (en el sentido más general de la palabra) domina las otras
dimensiones de la vida social.
Masa. Se
ha vuelto imposible restringir el conocimiento y sus movimientos a castas de
especialistas. De ahora en adelante, la humanidad como un todo debe adaptarse,
aprender, e inventar si pretende mejorar su suerte en éste universo complejo y
caótico en el cual ahora vivimos.
Herramientas.
El número de mensajes circulando nunca ha sido tan grande como ahora, pero
tenemos pocos instrumentos para filtrar la información pertinente, hacer conexiones
sobre la base de significados y necesidades que aún son subjetivas, u
orientarnos dentro del flujo de información. A ésta altura es donde el espacio
de conocimiento deja de ser objeto de hechos establecidos y se convierte en
proyecto. La construcción del espacio de conocimiento significará la
adquisición de los instrumentos institucionales, técnicos, y conceptuales
necesarios para hacer la información navegable, así cada uno de nosotros es
capaz de orientarse y reconocer otros sobre la base de intereses mutuos,
habilidades, proyectos, recursos, e identidades dentro de éste nuevo espacio.
La creación a propósito de un sistema de expresión para el espacio de
conocimiento nos permitirá expresar correctamente, y quizás resolver, una
cantidad de problemas críticos que en éste momento somos incapaces de formular
adecuadamente mediante conceptos y herramientas que han sido utilizadas para
expresar espacios precedentes.
Nuestro
conocimiento de vida, habilidades, están en proceso de ser reconocidos como la
fuente primaria de toda riqueza. ¿Para que entonces serán utilizadas nuestras
nuevas herramientas de comunicación?, el objetivo mas útil socialmente será sin
duda, proveernos con los instrumentos para compartir nuestras habilidades
mentales en la construcción del intelecto o imaginación colectiva. Información
manejada a través de Internet proporcionaría la infraestructura técnica para el
cerebro colectivo o hypercortex de comunidades vivientes. El rol de la
tecnología de la información y comunicación digital no es de “reemplazar a la humanidad” sino promover
la construcción de comunidades inteligentes en las cuales nuestro potencial
cognitivo y social puede ser desarrollado y realzado mutuamente. Basada en esta
aproximación, el mayor proyecto arquitectónico del siglo XXI será imaginar,
construir, y realzar un cyberespacio interactivo y siempre cambiante. Quizás
ahí será posible movernos mas allá de la sociedad del espectáculo y entrar en
una era post media en la cual las tecnologías de comunicación servirán para
filtrar y ayudarnos a navegar el conocimiento, y permitirnos pensar
colectivamente en vez de simplemente acarrear masas de información.
Desafortunadamente, aunque los promotores de la carretera informática estén
concientes del problema, permanecen atascados en discusiones a cerca de ancho
de banda. Afortunadamente, actualmente solamente una pequeña minoría considera
el sistema global del reparto de video a solicitud de ser el nec plus
ultra del pensamiento imaginativo
que tiene que ver con el arte y la arquitectura del cyberespacio.
El Vínculo Social y su Relación con
el Conocimiento
Además de la necesaria instrumentación técnica, el proyecto para
un espacio del conocimiento llevará a una re-creación del vínculo social basado
en el aprendizaje recíproco, habilidades compartidas, imaginación e
inteligencia colectiva.
Debería ser obvio que la inteligencia colectiva no es puramente un
objeto cognitivo. Inteligencia debe ser comprendido en su sentido etimológico
de unión (inter leger), unión no solamente de ideas sino también de personas,
“la construcción de la sociedad”. Cubre una aproximación de la vida social y su
posible futuro. Inteligencia Colectiva, el término usado en este libro, es un
proyecto global cuyas dimensiones éticas y estéticas son tan importantes como
sus aspectos tecnológicos y organizativos. Dado la singular falta de
perspectiva característica de nuestra época, quisiera arriesgar la sugerencia
que seguimos un nuevo rumbo, una nueva dirección, una especie de utopía. Esta
visión del futuro se organiza alrededor de dos ejes complementarios, la
renovación del vínculo social a través de nuestra relación con el conocimiento
e inteligencia colectiva misma.
La cuestión de la
construcción o reconstrucción del vínculo social es especialmente difícil en un
tiempo cuando los elementos de la humanidad están implosionando y metástizando
en el proceso de pérdida de cualquier marco fijo de referencia y sentido de
identidad. Es esencial que exploremos estos métodos de integración social aparte
de las cada vez mas escasas formas de empleo
asalariado. La necesidad de desarrollar alternativas se vuelve más urgente dado
el hecho que la producción de comunidades a través de adhesión étnica, nacional
o religiosa ha llevado a confrontaciones mortales que se han vuelto demasiado
comunes. Al establecer el vínculo social basándonos en nuestra relación con el
conocimiento, estimularemos el crecimiento de una sociabilidad (civilidad)
desterritorializada que coincide con las fuentes de poder mientras incorpora
las formas más íntimas de subjetividad.
A través de
nuestra interacción con objetos desarrollamos habilidades. A través de nuestra
conexión con signos e información, adquirimos conocimiento. A través de nuestra
relación con los demás, mediado por procesos de iniciación y transmisión, le
damos vida al conocimiento. Técnica, comprensión, y conocimiento (pueden
referirse todos al mismo objeto) son tres modos complementarios de transacción
cognoscitiva y continuamente se
interpenetran unos con otros. Cada actividad, cada acto de comunicación, cada
conexión humana implica un aprendizaje. Por medio de las técnicas y entendimiento que envuelve, una vida puede
alimentar continuamente un circuito de interc
de
subjetividad son inmensas. ¿Quien es el otro? Alguien que tiene conocimiento. Y
además, alguien que sabe lo que yo no se. El otro deja de ser la figura temible
y amenazante que es ahora; como yo, el es ignorante de todo y posee
conocimiento limitado. Pero como nuestras zonas de inexperiencia no se superponen
el representa una fuente de posible enriquecimiento para mi propio
entendimiento. El puede aumentar mis poderes de ser, y esto incrementará en
toda su extensión de que somos diferentes.
Yo podría
combinar mis habilidades con las de él de tal manera que podríamos trabajar
mejor juntos que separados. “Los árboles de conocimiento” que se usan en
negocios, escuelas, y otras organizaciones nos permiten encontrar al otro como
un bulto de conocimiento dentro del espacio del conocimiento y no más como un
nombre, dirección, profesión o posición social.
Pero la
transparencia nunca será total, no debería ser. Conocimiento del otro no puede
reducirse a una suma de resultados o datos. Conocimiento en el sentido que
estamos usando la palabra aquí, es también un conocimiento de vivencia; es
inseparable de la construcción y habitación de un mundo, e incorpora la
extensión entera de nuestra vida. Por ésta razón, aunque necesito juntar
información e intercambiar ideas aún cuando soy capaz de aprender del otro,
nunca sabré todo lo que él sabe.
Nuestra necesidad
de escuchar el otro no puede conducir a la construcción de conocimiento sobre
él. No podemos simplemente capturar su destreza o la información que posee.
Aprendizaje, en el más amplio sentido de la palabra, implica también que
confrontamos la comprensibilidad, la irreductibilidad, del mundo del otro, que
es la base de mi respeto hacia él. Aunque una posible fuente de poder para mi,
el otro permanece enigmático, se convierte en un ser deseable en otro respecto.
Si el otro es una
fuente de conocimiento, la reciprocidad es inmediata. A pesar de mi posición
social temporaria, a pesar del juicio de una educación educativa acerca de mis
habilidades, yo también puedo ser una oportunidad de aprendizaje para alguien.
A través de mi experiencia de vida, mi carrera profesional, mis hábitos
sociales y culturales, yo puedo - ya que el conocimiento es co-extensivo con la
vida - proporcionar recursos de conocimiento a la comunidad. Aunque esté
desempleado, o sin dinero o diploma, condenado a una vida en un ghetto,
analfabeto, no soy inútil.
No soy
intercambiable. Tengo una imagen, una posición, dignidad, un valor personal y
positivo dentro del espacio del conocimiento. Todos tenemos el derecho de ser
reconocidos como una identidad de conocimiento.
Le damos vida al
espacio del conocimiento cuando iniciamos conexiones humanas basadas en
principios éticos. Estos incluyen una mejora individual a través de la
adquisición de habilidades, la transformación eficiente de diferencias a riqueza
colectiva, la integración del intercambio de conocimiento dentro de un proceso
social dinámico en el cual cada uno de nosotros es reconocido como un individuo
singular y no se le impide aprender a causa de programas, pre- requisitos,
clasificaciones a priori, o prejuicios acerca de lo que es provechoso o no del
conocimiento.
¿Qué es la Inteligencia Colectiva?
¿Qué es inteligencia colectiva? Es una forma de inteligencia
universalmente distribuida, constantemente realzada, coordinada en tiempo
real, y resultando en la movilización efectiva de habilidades. Agregaré la
siguiente característica indispensable a esta definición. La base y meta de
inteligencia colectiva es el reconocimiento mutuo y enriquecimiento de
individuos en vez del culto de comunidades fetichistas o hyperestatizadas.
Mi premisa
inicial se basa en la noción de una inteligencia universalmente distribuida.
Nadie sabe todo, todos saben algo, todo conocimiento reside en la humanidad. No
hay una provisión trascendente de conocimiento y el conocimiento es simplemente
la suma de lo que sabemos. La luz de la mente brilla aun cuando intentamos
persuadir a otros que no existe ninguna (inteligencia): “fracaso educativo”,
“ejecución repetitiva”, “subdesarrollo”. El juicio demasiado prominente de la
ignorancia se vuelve en contra de los jueces. Si estás tentado a juzgar a
alguien de ignorante, busca el contexto en el cual su conocimiento se pueda
transformar en oro.
Inteligencia
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estamos cada vez mas preocupados con desecho económico y ecológico, parece como
si estaríamos dispuestos a
derrochar nuestro recurso mas preciado al no recocerlo como tal, desarrollarlo,
o ni siquiera usarlo cuando se encuentra. Desde un carnet de escuela hasta un perfil de trabajo colectivo, desde
métodos de administración arcaicos hasta exclusión social por desempleo,
estamos actualmente testimoniando la organización intencionada de ignorancia
acerca del alcance de la inteligencia alrededor nuestro, un desperdicio
terrible de experiencia, destreza y riqueza humana.
La coordinación
de inteligencia en tiempo real. Esto involucrará métodos de comunicación que, una vez superado
un cierto umbral cuantitativo, deben basarse en tecnología de informática
digital. Nuevos sistemas de comunicación deben proporcionar a los miembros de
una comunidad con los medios para coordinar sus interacciones dentro del mismo
universo virtual de conocimiento. Esto no es simplemente una cuestión de
modelar el medio-ambiente físico convencional, pero de permitir a miembros de
comunidades deslocalizadas a interactuar dentro de un paisaje móvil
significativo. Acontecimientos, decisiones, acciones, e individuos serían
ubicados a lo largo de mapas dinámicos de contexto compartido y continuamente
transformarían el universo virtual en el cual ellos asumen significado. En este
sentido el cyberespacio se convertiría en el espacio cambiante de interacción
entre conocimiento y conocedores dentro de comunidades inteligentes
desterritorializadas.
La movilización
efectiva de destrezas. Antes
de poder movilizar destrezas, tenemos que identificarlas. Y para hacerlo,
tenemos que reconocerlas en toda su diversidad. Destrezas reconocidas
oficialmente representan hoy solamente una pequeña minoría de aquellas que
están activas. La cuestión de reconocimiento es crítica. No solo nos conduce a
una mejor administración de habilidades en negocio y medioambientes
comunitarios, también posee una dimensión ética y política. En la edad del
conocimiento, no reconocer al otro como un ser inteligente es negarle una verdadera
identidad social. Alimenta el resentimiento y la hostilidad, la humillación y
frustración de las cuales nace la violencia. Cuando aceptamos al otro por el
alcance de habilidades que posee, le permitimos identificarse a si mismo en
términos de un nuevo y positivo modo de ser, ayudamos a movilizar y desarrollar
sentimientos de reconocimiento que facilitarán la implicancia subjetiva de
otros individuos en proyectos colectivos.
El ideal de
inteligencia colectiva implica el realzamiento técnico, económico, legal y
humano de una inteligencia universalmente distribuida que desatará una dinámica
positiva de reconocimiento y movilización de destrezas. Una de las condiciones
necesarias del ascenso económico de Europa a fines del siglo dieciocho fue la
introducción de una efectiva garantía legal para la propiedad intelectual. De
este modo inventores podían dedicar su tiempo, energía intelectual y recursos
financieros a la innovación sin preocuparse de ser despojados de los resultados
de sus esfuerzos por aquellos en el poder. Una vez que el monopolio y
privilegio económico fueron desechados por ley, tan pronto como hubieron métodos para asignar públicamente e
irreversiblemente, la marca de una persona física o moral a un proceso técnico,
la innovación se hizo provechosa por su propio bien. Una vez que las reglas
para la innovación estaban en su lugar, una vez que se convirtió en actividad
legítima, una que fuera socialmente animada y económicamente recompensada, una
dinámica científica e industrial de inmenso alcance fue puesto en movimiento.
Sin embargo nos enfrentamos con la necesidad de hacer una transacción similar
con respecto a las destrezas e inteligencias de colectividades, para las cuales
ningún sistema de medición existe actualmente, ningún método de contaduría,
representación o regulación legal digna del nombre, aunque son las fuentes de
todas las formas de poder contemporáneo.
Vale la pena
tener en cuenta que inteligencia colectiva es una inteligencia distribuida
universalmente que es realzada, coordinada, y movilizada en tiempo real. Para
prevenir cualquier mal entendido, quisiera también especificar lo que no es.
Inteligencia colectiva no debe confundirse con proyectos totalitarios que
involucran la subordinación de nteligente.
Sin embargo la colonia hormiguera posee una estructura rígidamente fija; las
hormigas están agudamente divididas en castas y son intercambiables dentro de
esas castas. La colonia hormiguera es el opuesto a la inteligencia colectiva en
el sentido del que estoy usando la expresión. Lejos de conducirnos en la
dirección del espacio del conocimiento, la colonia hormiguera precede la
tierra, es prehumano. Cualquier intento de asimilar la operación de la sociedad
con la de una colonia hormiguera debe considerarse barbárico y reprensible.
Inteligencia
colectiva nace como una cultura y crece con ella. Obviamente, cuando pensamos,
hacemos uso de ideas, idiomas y tecnologías inherentes de una comunidad. Pero
una inteligencia culturalmente informada ya no es programada como una colonia
de termitas o una colmena. A través de procesos de transmisión, invención, u
olvido, herencia se convierte en un elemento de responsabilidad individual. La
inteligencia de un grupo ya no es el resultado mecánico de actividades ciegas u
automáticas, pues es el pensamiento individual que perpetúa, inventa y moviliza
aquello de una sociedad. Y sin embargo, la comunidad inteligente descrita en
este libro no se puede reducir a la condición de cultura convencional. En una
comunidad inteligente el objetivo específico es de negociar permanentemente el
orden de las cosas, lenguaje, el papel del individuo, la identificación y
definición de objetos, la reinterpretación de memoria. Nada es fijo. Sin
embargo, esto no resulta en un estado de desorden o relativismo absoluto, pues
los actos individuales son coordinados y evaluados en tiempo real, de acuerdo a
un amplió número de criterios que son, ellos mismos, constantemente reevaluados
en contexto. En lugar de las “manos invisibles” de la colonia de termitas,
tenemos las manos visibles e dinámica imaginable de expandir universos
virtuales. A través de su interacción con diversas comunidades, los individuos
que animan el espacio del conocimiento son, lejos de ser miembros
intercambiables de castas inmutables, individuos singulares, múltiples,
nomadicos pasando por un proceso permanente de metamorfosis (o aprendizaje).
Este proyecto
implica un nuevo humanismo que incorpora y agranda el alcance de conocimiento
propio a una forma de conocimiento grupal y pensamiento colectivo. El viejo
proverbio “Pienso, por consiguiente, existo” se generaliza como un proceso de
inteligencia colectiva que conduce a la creación de un sentido preciso de
comunidad. Pasamos del Cartesiano cogito al cogitamus. Lejos de
fundir inteligencia individual en un magma indistinguible, inteligencia
colectiva es un proceso de crecimiento, diferenciación y la resucitación mutual
de singularidades. La imagen cambiante que surge de estos proyectos y destrezas
y de las relaciones entre miembros del espacio del conocimiento, constituye
para una comunidad, un nuevo modo de identificación, uno que es abierto,
dinámico y positivo. Nuevas formas de democracia. Mejor situadas a la
complejidad de problemas contemporáneos que las formas convencionales de
representación, podrían comenzar a existir.
La primera parte
de este libro se dedica al proceso de ingeniar el vínculo social, que es el
proceso de crear comunidades inteligentes y realzar al máximo la diversidad de
habilidades humanas. Inteligencia Colectiva es descrita desde varios puntos de
vista: ético (Capítulos 1 y 5), económico (Capitulo 2), tecnológico (Capitulo
3), político (Capitulo 4) y estético (Capitulo 5 y 6). El corazón del proceso
es la economía de habilidades humanas. Que el poder de mensajes, maquinaria y
tipos naturales podrían ser finalmente evaluados, explotados y explicados en
términos para esta economía subjetiva, que el valor de las cosas podría:
expresarse en términos de los mismos signos utilizados para identidad
individual (en vez de la otra manera), que cada aspecto de nuestro
medioambiente podría humanizarse, ésta es la utopía dentro de la utopía trazado
por el proceso de ingeniar el vínculo social.
La segunda parte
de este libro, “El Espacio del Conocimiento”, desarrolla la teoría de los
cuatro espacios antropológicos mencionados en la introducción. Luego de
presentar la tierra, el territorio, el espacio de mercancía y el espacio del
conocimiento (Capitulo 7), se define el concepto de un espacio antropológico
(Capitulo 8) antes de un repaso de los problemas de identidad (Capitulo 9),
significado (Capitulo 10), espacio y tiempo (Capitulo 11), seguido por una
discusión mas detallada de la cuestión del conocimiento (Capítulos 12, 13 y
14). La segunda parte termina con un esquema de filosofía política concebida
como una teoría de relaciones entre espacios antropológicos (Capitulo 15).
Mientras que la linealidad del texto cada tanto requiere la presentación de
ideas en un orden cronológico, “El Espacio del Conocimiento”, se puede ver como
un tipo de cartografía, una caja de herramientas conceptual, una guía portátil
a la mutación antropológica en vez de una historia. Esperemos que este texto
sirva como una especie de manual para los cambios en proceso y como una forma
de ubicar obstáculos e indicar direcciones potenciales para exploración. No
reclamo precisión histórica o científica, pero fecundidad filosófica y
práctica.
-
Pierre Levy