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La rambla de Montevideo, el Estadio Centenario, las represas hidroeléctricas y otras grandes obras que nos identifican son solo algunos ejemplos de los aportes de la ingeniería al desarrollo nacional.
Ingeniería deMuestra (#IdM2024) se realiza los días 11 y 12 de octubre y va a tener 75 stands interactivos en los que podrás conocer en qué están trabajando investigadores, docentes, y los futuros ingenieros de nuestro país. Podría decirse que es una oportunidad para acercase a la ingeniería, pero, ¿y si te cuento que la ingeniería está cerca y presente en el día a día de cada uruguayo?
Este año el tema central es, justamente, Aportes de la ingeniería al desarrollo del país. A lo largo de nuestra historia, la ingeniería uruguaya ha estado a la vista de todos, escondida en las cosas que definen nuestra identidad, por ejemplo, detrás de un mate en la rambla o en la tribuna del estadio, celebrando un gol de la celeste.
Es que detrás de un paisaje tan característico y cotidiano como la Rambla de Montevideo, hay un gran proyecto de ingeniería. Grande en varios sentidos, tanto por el volumen de trabajo que demandó su construcción, como por el conocimiento aplicado para que lo que se pensó como una solución a un problema terminase convirtiéndose en un gran emblema de la ciudad.
Postal
Tras el devastador temporal de julio de 1923 y los consecuentes daños generados en la costa, se decidió llevar adelante una obra que ofreciera una protección a la ciudad: la rambla costanera. Por un decreto de octubre de 1925 se definió la financiación de esas obras a través de un empréstito y se creó la “Comisión Financiera de Rambla Sur”, para atender todo lo vinculado a su desarrollo.
Los números que ofrece la Intendencia de Montevideo acerca de esta obra permiten dimensionar su importancia. “Comprendieron un total de 4.000 metros de largo y 50 de ancho. Los trabajos insumieron 70.000 metros cúbicos de hormigón, 24.000 de dragado, 800.000 metros cuadrados de relleno de arena, 500.000 de relleno de tierra y 180.000 de pavimento. Para marcar el límite donde había que rellenar se arrojaron miles de bolsas de pórtland, las que se solidificaban bajo el agua”. Requirió de 2 millones 400 mil jornales, en el proceso se expropiaron 929 fincas y se obtuvieron más de 18 hectáreas al Río gracias al relleno de las playas de Patricio y Santa Ana”.
María Noel Pereyra, directora del Instituto de Estructura y Transporte de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, destaca que desde el punto de vista de la ingeniería fue “monumental. Ayudó a dibujar la forma de la ciudad, teniendo en cuenta el paisajismo, ganando terreno al Río, lo que implicó entre otras cosas grandes movimientos de suelos y obras de muros de contención”. La obra se licitó en 1926, con un proyecto del ingeniero Juan Pablo Fabini. Se inició en 1928 y fue inaugurada oficialmente el 31 de diciembre de 1935.
En tiempo récord
La construcción de la Rambla coincide con la ejecución con una serie de otras estructuras emblemáticas para el país y para la ciudad. En esos años se construirían también el Hospital de Clínicas (inaugurado en 1953, aunque su diseño data de 1929), el Palacio Salvo (1928), el Palacio Legislativo (1925). En estas obras emblemáticas se inscribe también la del Estadio Centenario, sede de la primera final de la Copa del Mundo de la FIFA, y que décadas más tarde (en 1983) se convertiría en el primer Monumento Histórico del Fútbol Mundial.
“Lo típico que se sabe es que es una obra que se hizo en un tiempo récord, de 9 meses aproximadamente, en 1930. Las tribunas tienen un diseño ovalado y una inclinación tal que permiten que se pueda ver súper bien la cancha. Fue el estadio más grande del mundo en su momento. Tiene otra particularidad que a mí me encanta y es que el estadio acompaña los niveles del terreno, teniendo parte de la tribuna Olímpica semienterrada. Esto hace que desde afuera no se vea como una mole”, destacó Pereyra. “Este diseño implicó un muy importante trabajo de ingeniería detrás, entre otros, enormes movimientos de suelos”, agregó.
La construcción fue concebida de acuerdo a las últimas técnicas de la época, se lo diseñó con capacidad para 80.000 personas distribuidas en cuatro tribunas independientes y con amplias escaleras de distribución que favorecen la cómoda circulación y la rápida evacuación del público. Los planos para la licitación se prepararon entre setiembre y diciembre de 1929, se trabajó entre enero y julio de 1930 en tres turnos diarios de 500 operarios y el último de ellos con reflectores. Se utilizaron 14.000 metros cúbicos de hormigón y se movieron 160.000 metros cúbicos de tierra. Su inauguración tuvo lugar el 18 de julio de 1930, fecha en la que se disputó el partido entre Uruguay y Perú en el cuál la celeste ganó 1-0 con gol del “Manco” Castro, aunque ese día las tribunas América y Colombes permanecían apuntaladas y algunas se encontraban aún sin terminar. El hormigón estaba todavía fresco. Su responsable, Juan Antonio Scasso, nació en 1892, y perteneció a la generación que impulsó la renovación de la arquitectura nacional, destacándose su actividad como arquitecto, urbanista, docente y periodista. El nombre del estadio recuerda la celebración de los 100 años de la jura de nuestra primera Constitución. En la definición de aquel certamen, el 30 de julio de 1930,Uruguay derrotó a Argentina por 4 a 2.
Estructuras
Esta presencia cercana de la ingeniería en nuestras vidas no queda solo en el futbol y en los atardeceres en la rambla, por el contrario, también tiene que ver con cosas tan cotidianas como abrir la canilla para acceder al agua potable, encender una lamparita y poner en marcha el motor del auto. La ingeniería está detrás de estructuras que el país ha creado para proveernos de estos servicios. Por ejemplo, buena parte de nuestra electricidad se genera en las centrales construidas en los ríos Uruguay y Negro, la más importante de ellas es el Complejo Hidroeléctrico Salto Grande, construido en una zona de rápidos y desniveles sobre el río Uruguay. Su construcción se inició el 1º de abril de 1974 y comenzó a funcionar en los primeros meses de 1979. Está formado por dos diques de tierra y un dique central de hormigón para cuya construcción se utilizaron 60.000 toneladas de hierro y 1.500.000 m³ de hormigón. El dique central de hormigón posee 69 metros de altura desde su fundación y 39 metros sobre el nivel del río y forma un lago-embalse de 78.300 hectáreas. Ofreció además la posibilidad de comunicarnos por carretera y vía férrea con Argentina mediante un puente internacional. La última de las grandes represas de nuestro país es la ubicada en Palmar, sobre el río Negro, a altura de los departamentos de Río Negro y Soriano. Fue puesta en funcionamiento el 27 de agosto de 1982 y tiene una longitud total de 2.080 metros, una altura desde la cimentación de 66 metros y cuenta con 3 unidades de generación de energía eléctrica.
La ingeniería ha aportado obras enormes, tanto en volumen como en simbolismo, como es el caso del Puente Libertador General San Martín, el primero que nos comunicó con la República Argentina, entre Fray Bentos y Puerto Unzué, en la provincia de Entre Ríos. Este puente fue proyectado por el ingeniero Alberto Ponce Delgado y se inauguró el 16 de setiembre de 1976; con una longitud total de 5.966 metros, posee una calzada de 8,30 metros y dos veredas de 1,50 metros cada una, debajo de las cuales se previó el espacio para el tendido de cables y tuberías. Su estructura es de hormigón armado postensado y se apoya sobre pilas fundadas en cajones y pilotes de gran diámetro. En su tiempo figuró en el libro Guinness por haber ostentado el récord de ser el puente de hormigón postensado con mayor longitud en su tramo central, con 220 metros.
Cerámica armada
Aunque podríamos seguir deteniéndonos en otras obras significativas y más modernas, como el hermoso Aeropuerto Internacional de Carrasco Gral. Cesáreo L. Berisso, inaugurado el 29 de diciembre de 2009 ---varias veces elegido entre los más lindos del mundo por publicaciones internacionales---, diseñado por el arquitecto Rafael Viñoly; no solamente está presente la ingeniería en nuestras vidas a través de obras enormes. Hay obras más pequeñas sumamente significativas para nuestro país y que nos han posicionado en el mundo, como es el caso de la Iglesia del Cristo Obrero y nuestra Señora de Lourdes, en Estación Atlántida, departamento de Canelones, inaugurada en el año 1960, proyectada por el ingeniero Eladio Dieste.
“Es una iglesia hermosa construida con una técnica constructiva nueva para la época, desarrollada por el Ingeniero Dieste, la cerámica armada. Hay otras tantas obras del ingeniero Dieste, como por ejemplo el Montevideo Shopping, grandes galpones en el puerto de Montevideo o silos en Nueva Palmira, pero esta iglesia tiene un valor adicional además de su ingeniería y arquitectura, y es que fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco”, valoró Pereyra.
Actividades
En los últimos años en el país Uruguay se han realizado grandes obras de infraestructura en las que el Instituto de Estructuras y Transporte de la Facultad de Ingeniería (IET) ha participado activamente a través de servicios de extensión e investigación. Todo ello estará detallado en su stand que se podrá visitar durante Ingeniería deMuestra 2024, viernes 11 y sábado 12 de octubre 2024, entre las 17 y las 20 horas.
El Instituto tiene como cometido “la formación de ingenieros civiles capaces de acompañar y formar parte de los avances tecnológicos de nuestro sector, formar investigadores que busquen dar solución a los problemas y desafíos que plantea el medio y el desarrollo de la infraestructura del país. El instituto trabaja fuertemente vinculado con la industria de la construcción, lo que es un pilar fundamental para lograr la transferencia tecnológica”, destacó su directora.
#IdM2024
En el marco de esta 16ª edición de Ingeniería deMuestra se realizarán la 4ª edición del “Concurso Nacional de Estructuras” y la 11ª del “Concurso de construcción de puentes con materiales no tradicionales”, con la particularidad de que se realizará en simultáneo en Montevideo, Rocha y Tacuarembó con la participación de estudiantes liceales y universitarios. Comienza el viernes a las 19:30 horas y se transmitirá por streaming.
En la exposición, docentes, investigadores/as y estudiantes avanzados de la Facultad mostrarán sus proyectos científicos a la comunidad. Habrá visitas guiadas a laboratorios e instalaciones de la Facultad, abiertas a todo público, dónde se podrá conocer el Túnel de viento, el Canal de olas y el Laboratorio de termodinámica. Habrá también una nueva competencia de “Captura de la bandera”, en la que equipos de liceales y universitarios competirán por encontrar códigos ocultos en señales de radio, organizada por la Comisión de Carrera de Ingeniería en Sistemas de Comunicación. También dispondremos de una plaza de comidas y espectáculos artísticos y musicales, todo con entrada gratuita.
Mirá el video promocional aquí.
Encontrá más información en https://idm.uy/
¡Vení a conocer el futuro!
Las fotos de la construcción de la Rambla de Montevideo y el Estadio Centenario son gentileza de Centro de Fotografía de Montevideo (CdF)
Del 21 al 23 de octubre se desarrollará la 19a Conferencia Latinoamericana de Tecnologías de Aprendizaje (LACLO) 2024.
Se trata de un evento que reune a importantes expertos, autoridades, investigadores y profesionales del ámbito educativo y tecnológico.
Los asistentes al evento podrán participar de sesiones plenarias, mesas redondas y talleres acerca del uso de tecnologías innovadoras para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje en América Latina.
El evento se ha consolidado como un espacio clave para fomentar el diálogo interinstitucional y promover el desarrollo de proyectos colaborativos en el ámbito educativo y tecnológico de la región.
LACLO 2024 se llevará a cabo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República.
Es posible consultar el programa completo y toda la información sobre el evento en: www.laclo2024.org
El Programa ESCALA Docente de la AUGM - Convocatoria 2025, para movilidades académicas a realizarse entre el 1 de marzo y el 15 de diciembre de 2025 se encuentra abierto. El plazo para postular en Fing se amplió para el 18 de noviembre.
El Programa promueve la cooperación e integración regional de las Universidades que integran la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, a través de la movilidad e intercambio de docentes e investigadores, con el objetivo de que estas movilidades se transformen en el inicio y/o profundización de una relación académica duradera entre las partes intervinientes, impulsando la presentación de proyectos a desarrollar en forma conjunta.
Procedimiento para postular en Fing:
El plazo para solicitar el aval termina el 18 de noviembre
1_ Completar el formulario disponible en: https://www.fing.edu.uy/es/form/registro-de-movilidades-de-la-fa
2_ Enviar la documentación en PDF a <tolivera [at] fing.edu.uy (tolivera[at]fing[dot]edu[dot]uy)>, con asunto: "ESCALA Docente + nombre":
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Formulario de postulación al PED con firma del postulante;
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Carta invitación de la universidad de destino con todas las firmas solicitadas. Puede canalizar este documento a través del docente que invita;
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CV abreviado;
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Nota aval del Núcleo Disciplinario/Comité Académico que apoya la postulación (en caso de corresponder).
En caso de que se reciba más de una postulación a la misma universidad de destino, el servicio deberá establecer un orden de prelación
Por consultas, dirigirse a los correos electrónicos tolivera [at] fing.edu.uy (<tolivera[at]fing[dot]edu[dot]uy>) o escaladocente [at] internacionales.udelar.edu.uy (<escaladocente[at]internacionales[dot]udelar[dot]edu[dot]uy>).
Más información
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El cierre de la convocatoria para presentar toda la documentación ante AUGM es lunes 25 de noviembre de 2024 (plazo ampliado)
Hace no tantos años atrás, el país tenía una enorme dependencia de la generación eléctrica por medio de las centrales hidroeléctricas y contaba con las centrales térmicas, que quemaban combustibles fósiles importados, como respaldo al que se echaba mano durante las sequías. En varios momentos incluso ni con eso alcanzaba: la electricidad se importaba y se hacían campañas de sensibilización para evitar llegar a los indeseados cortes programados.
Desde hace menos años, la incorporación de la generación eólica a la matriz energética marcó un cambio de era. Ese proceso comenzó con un pedido para generar información sobre el potencial para el aprovechamiento del viento como fuente, que dio lugar a la instalación de un primer aerogenerador experimental, a comienzos de los años 2000.
Esta, la del desarrollo de la energía eólica en Uruguay, es una de las historias que vas a encontrar en Ingeniería deMuestra, #IdM2024, una muestra sobre ingeniería, como su nombre lo dice, pero también sobre historias de ciencia uruguaya, escritas y por escribirse, a las que podrás acercarte los días viernes 11 y sábado 12 de octubre, en una exposición de 1500 metros cuadrados, con más de 70 stands interactivos, espectáculos en vivo y un cierre que te sorprenderá. El tema central este año es, justamente, Aportes de la ingeniería al desarrollo del país y uno de ellos ha sido el que ha permitido ese salto de calidad y de cantidad en la generación eléctrica. Por decirlo mal y pronto, la historia de cómo pasamos de ser un país acostumbrado a hacer la danza de la lluvia, a exportar excedentes eléctricos a los países vecinos.
Al principio
En estos relativamente pocos años, Uruguay duplicó su capacidad de generación recurriendo a fuentes renovables, con la eólica como gran abanderada, pero no fue soplar y que crecieran aerogeneradores por aquí y por allá. Desde antes de que se empezara a estudiar hasta hoy, la historia de energía eólica en nuestro país ha sido una larga sucesión de decisiones, decisiones que no han sido tomadas en el aire sino que en todo momento se contó con información, con datos generados genuinamente por investigadores uruguayos.
Esto empezó en 1988, cuando la única información disponible que había sobre el viento era la generada por Dirección Nacional de Meteorología —actual Inumet—, pero esos datos se obtenían y se usaban para determinar el estado del tiempo. En ese momento, UTE, la empresa eléctrica de nuestro país, consultó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República acerca del potencial eólico en el Uruguay. “Eso puso en marcha un primer estudio, que implicó por un lado generar una herramienta que permitiera hacer esa evaluación basada en modelos numéricos y modelos físicos corridos en túnel de viento, y de esa manera permitió identificar: por un lado, zonas, diferentes regiones del país donde sería viable explotar el recurso eólico, saber de qué orden de magnitud era ese recursos disponible, y también hacer un primer análisis de tipo económico, con los datos de aquel momento”, recordó José Cataldo, ingeniero Industrial Mecánico y doctor en Ingeniería en el área de Mecánica de los Fluidos Aplicada, profesor titular con dedicación total en el Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental, Imfia, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, quien estuvo desde aquellos primeros pasos vinculado a este proceso.
El primero
Aquellos estudios permitieron tener una idea más clara sobre el recurso disponible y sobre cuánto se podía lograr usando la tecnología de aquel momento. También se buscó determinar cuáles eran los mejores lugares en el país para generar energía con viento. La secuencia natural de aquellas primeras mediciones fue instalar un aerogenerador. “Se decidió llevar adelante un proyecto, inicialmente queríamos instalar varios aerogeneradores, pero por los fondos necesarios fuimos viendo que era difícil instalar más de uno, y se presentó un proyecto a lo que era entonces el Fondo BID-Conicyt, que fue uno de los primeros programas de apoyo a la investigación que hubo en el país”. El proyecto se aprobó y con ello se financió parcialmente. “El 30% que nos faltaba lo terminó financiando la UTE, lo que permitió hacer la instalación del primer aerogenerador industrial en el país en el Cerro de los Caracoles, en la Sierra de los Caracoles”, señaló. Ese primer aerogenerador, además de electricidad, generó información, Uruguay tenía por primera vez información basada en la práctica sobre las posibilidades de emplear el viento como fuente de energía.
Se empezaba a escribir una historia que en pocos años cambió al país. “Eso nos permitió generar una cantidad de experiencia alrededor de la energía eólica. Primero, verificar los diferentes cálculos que se habían realizado, usando un aerogenerador que estaba elegido, que era apropiado para el lugar donde iba a operar. Pero después también generamos experiencia en cuanto a saber cómo funcionaba un aerogenerador, cuáles eran las dificultades para su instalación, la logística, el mantenimiento, se generó una cantidad de experiencia realmente muy importante alrededor de ese equipo”.
Se habían superado las expectativas de aquel pedido inicial de UTE, pero a cada paso que se daba se empezaban a abrir nuevas puertas y, lamentablemente, algunas también se iban a empezar a cerrar, en base a esa misma información.
Un programa
“Una vez generada esa experiencia, el camino para nosotros era para algo relativamente claro, y desde la administración en ese momento nos sugirieron que presentáramos cómo nosotros veíamos que debíamos continuar en esos estudios”, prosiguió Cataldo. Lo siguiente que se hizo fue elaborar un proyecto que se presentó al GEF —Global Enviromental Facilities, dependencia de Naciones Unidas que promueve proyectos ambientalmente amigables—. Este camino suponía, entre otras cosas, que Uruguay aceptase recibir fondos, teniendo que aportar para ello una contrapartida, es decir, hubo que convencer a quienes tomaban las decisiones.
Con el respaldo de la información a cuestas esto se logró y dio lugar a lo que entonces se denominó Programa de Energía Eólica del Uruguay, cuyo primer hito fue la instalación del primer parque eólico industrial en Uruguay, ahí mismo, en la Sierra de los Caracoles. “Fue un parque eólico que lo instaló la UTE. Nosotros colaboramos en seleccionar el lugar y dimensionar el parque eólico. De ahí en adelante siguió los pasos que se siguen habitualmente en la instalación de un parque eólico: se contrató una empresa y se llevó adelante la instalación. Hoy el parque sigue operativo”. Sierra de los Caracoles empezó a funcionar en marzo del año 2008, habían transcurrido 20 años desde aquella primera solicitud de UTE a la Facultad para conocer el potencial del país.
Un mapa
Ese proyecto aprobado por el GEF permitió también trazar el mapa eólico del Uruguay, que sería clave para todo lo que vendría después. “Entre otros análisis, permitió a las empresas visualizar dónde eran los lugares más apropiados para instalar parques eólicos”. Con ellos, por ejemplo, se buscó dimensionar de qué otras formas podría esta novedad que era entonces la energía eólica, ayudar al desarrollo del país. “Como siempre, uno se enfrenta a realidades que tal vez no conoce del todo y hay resultados que fueron muy positivos y otros que nos dijeron ‘por ahí no’. Por ejemplo, se hizo un análisis del área ambiental, se elaboró lo que podía ser un abordaje de un estudio de impacto ambiental para un parque eólico, se analizaron también aspectos económicos sobre el funcionamiento de los parques eólicos y después sobre la parte industrial, que fue la que más nos dolió, porque nos dimos cuenta que el Uruguay no tenía capacidad industrial para producirlos”.
Más allá de esa puerta que se cerraba, todos esos estudios permitieron comprobar las cosas que sí se podían hacer en el país “en algunos sectores, por ejemplo: los transformadores eléctricos, ahí sí había cierta capacidad, la capacidad para hacer obras civiles, instalaciones eléctricas, todo eso sí había capacidad, y fue el aporte que terminó habiendo en todos los proyectos de eólica aquí en el Uruguay”.
Prospectiva
Mientras se trabajó en el proyecto GEF, el Gobierno de aquel entonces decidió llevar adelante un estudio de prospectiva tecnológica en diferentes áreas, una de las cuales era la energía y nuevamente se convocó a la Facultad de Ingeniería para liderar ese proceso, recordó Cataldo.“Ese estudio prospectivo tuvo una participación muy amplia, desde todo punto de vista. Eso terminó con un estudio que permitió visualizar escenarios y a partir de ahí vinieron las decisiones políticas”. Ello tuvo como consecuencia otro hito, que fue el importante consenso que hubo entre todos los actores del sector político que se alcanzó en el año 2008. “Fue, en definitiva, por el que incluso hasta el día de hoy, si usted a cualquier político de cualquier partido le pregunta qué le parecen las energías renovables, contestan ‘sí, vamos para allá’, no dudan. Todo ayudó para que las instituciones tuvieran la cabeza amplia como para venir a discutir los pro y los contras de seguir los diferentes caminos que se podían seguir para elaborar escenarios energéticos, pero mire que las discusiones fueron muy intensas”. Las decisiones tuvieron atrás el respaldo de toda la información genuina que se había generado en el país, en ese entonces a 20 años de aquel pedido inicial de UTE.
Después vino “el ‘tsunami’ que pasó de eólica: se instalaron los 1500 megavatios que hay en la actualidad, lo cual yo entiendo que fue acertado, porque era difícil que hubiera podido hacerse en forma escalonada”, dijo Cataldo. “Creo que si se hubiera planteado una estrategia de instalación muy escalonada, no me queda claro que hubiera sido viable ni factible disponer hoy de la potencia que tenemos, que excede lo que en este momento necesitamos”.
Nuevos problemas para resolver
Cuando terminaron de instalarse los parques eólicos, la potencia instalada fue tan grande que el “problema” para UTE pasó a ser cómo ingresar toda esa energía al sistema eléctrico en forma segura, siendo el viento un recurso que varía constantemente. Esta situación abrió otras puertas a la investigación. “En las centrales térmicas, si está el tanque de combustible lleno, entonces usted la prende y la apaga sin más: hay certeza. En la parte hidráulica, al margen de las secas, usted tiene el embalse con agua y más o menos sabe cómo es la dinámica de las lluvias”. Pero el caso de la eólica era diferente, no se sabía cuándo iba a haber viento. Fue allí que se empezó a trabajar en un nuevo programa, esta vez con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, ANII, que tuvo como cometido elaborar un modelo de pronóstico del recurso eólico.
“Una vez que ese proyecto se elaboró, nos pusimos en contacto con UTE y se hizo un acuerdo que está aún vigente. Estamos hablando de algo que ya a esta altura debe tener como diez años o más de vigencia. A través de ese acuerdo, la Facultad de Ingeniería hizo el Modelo de Predicción Operativo de Eólica para UTE y lo fue modificando para usar diferentes metodologías de cálculo. Además, le incorporamos otras fuentes energéticas, como la solar y el agua”, indicó el experto.
Hoy se sigue analizando y mejorando ese modelo, el que constituye un área importante de trabajo. “Uno piensa que, con lo que sabe de mecánica de los fluidos y de termodinámica, lo elabora una vez y ya queda hecho, pero no, en el mundo no usan un solo modelo de pronóstico, usan como cuatro o cinco al mismo tiempo. Todo eso fueron aprendizajes que se fueron haciendo”.
Futuro
Hoy se sigue trabajando en nuevos desarrollos. “Tenemos por delante desafíos que de alguna manera algunos hemos abordado, otros los estamos tratando de abordar, por ejemplo el uso de herramientas de inteligencia artificial para el análisis del mantenimiento predictivo de máquinas”. Esto se debe a que los aerogeneradores se van “envejeciendo”, y hay que tratar de saber en qué estado están. “Hemos tenido alguna incursión, todavía no hemos seguido adelante, pero son temas que se han estudiado”. También la instalación de parques off shore (en mar adentro), “de alguna manera, con alguna tesis, se está abordando, tratando de tener algún acuerdo con las instituciones, para llevar adelante mediciones. Son desafíos que tenemos por delante para seguir aportando”.
¡Vení a conocer el futuro!
Te esperamos en la decimosexta edición de Ingeniería deMuestra.
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11 y 12 de octubre 2024 en la Facultad de Ingeniería.
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Horario de los stands: 17 a 20 h.
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Todas las actividades son abiertas a la comunidad con entrada libre y gratuita.
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