La Universidad de la República dio este jueves la bienvenida a la  generación 2015 con una nueva edición de Tocó Venir. Hubo juegos,  estands informativos y bandas en dos escenarios que fueron oídas y  bailadas por cientos de estudiantes. En su discurso de bienvenida el  rector Roberto Markarian pidió a los jóvenes que participen del  cogobierno, que discutan, que tengan mente abierta, disposición al  estudio, sean solidarios, «ricos en su comportamiento y en su afán de  aprender».
Al igual que en sus ediciones anteriores, el Tocó  Venir fue organizado por el Programa de Respaldo al Aprendizaje  (Progresa) de la Udelar, la Federación de Estudiantes Universitarios del  Uruguay (FEUU), el Fondo de Solidaridad y la Secretaría de la Juventud  de la Intendencia de Montevideo (IM). 
 
Temprano en la tarde se armaron los estands de las facultades de  Veterinar ia, Enfermería, Medicina, Información y Comunicación,  Humanidades y Ciencias de la Comunicación, Ciencias, Ingeniería, del  Instituto Superior de Educación Física, Progresa, Bienestar  Universitario, Extensión y Actividades en el Medio, el Centro de  Estudiantes Universitarios de Psicología, Unibici, la Secretaría de la  Juventud de la IM, el Fondo de Solidaridad, y Compromiso Educativo.  Había también estands de la organización Madres y Familiares de  Detenidos Desaparecidos y en solidaridad con los estudiantes  desaparecidos de Ayotzinapa (México), con el proceso de paz en Colombia,  y de rechazo a la estadía de tropas en Haití. Además había espacios de  juego: voleibol, ajedrez y twister.
ia, Enfermería, Medicina, Información y Comunicación,  Humanidades y Ciencias de la Comunicación, Ciencias, Ingeniería, del  Instituto Superior de Educación Física, Progresa, Bienestar  Universitario, Extensión y Actividades en el Medio, el Centro de  Estudiantes Universitarios de Psicología, Unibici, la Secretaría de la  Juventud de la IM, el Fondo de Solidaridad, y Compromiso Educativo.  Había también estands de la organización Madres y Familiares de  Detenidos Desaparecidos y en solidaridad con los estudiantes  desaparecidos de Ayotzinapa (México), con el proceso de paz en Colombia,  y de rechazo a la estadía de tropas en Haití. Además había espacios de  juego: voleibol, ajedrez y twister.  
 
Se montaron dos escenarios. En el callejón de la Udelar tocaron  durante la tarde el Cuarteto Gentil de Guitarras, Toto Yulele Trío, Dino  González y Hernán Díaz y la murga Borracha No Vale. No bien terminaron,  las autoridades hicieron una breve oratoria de bienvenida a la nueva  generación. Marcos Supervielle, presidente del Fondo de Solidaridad,  destacó que de un total de 7500 becarios que tiene el fondo, 2500  corresponden a estudiantes que ingresaron este año. La intendenta Ana  Olivera deseó a quienes llegaron del interior del país que «puedan hacer  vida disfrutable, participar de las maratones y las caminatas que tiene  Montevideo, que puedan disfrutar de los equipamientos, de los gimnasios  a cielo abierto, de la cultura, de los teatros, de los museos». A  quienes son de Montevideo les encomendó que «logren esa integración con  todos los que vienen de otros lados porque en eso se basa la  conformación de nuestra sociedad». 
 
Markarian citó el libro La mancha humana, en el que el  autor, Philip Roth, expresa que «todo lo que no sabemos es asombroso», y  advierte que la frase «“todo el mundo sabe” es la invocación del cliché  y el comienzo de la trivialización de la experiencia». El rector  sostuvo que la función de los docentes y de la institución es  «entusiasmarlos por saber y por investigar para saber y por hacerlo con  una mente libre y entusiasta». Les pidió a los estudiantes que  participen en las actividades de cogobierno, «de una institución  abierta, rica, discutidora y donde el “sí, sí” no debería cundir,  debería cundir la duda y el no, donde el discutir lo que hace un  profesor, lo que hace una autoridad, es el principio básico». Añadió que  es necesario tener mente abierta, disposición al estudio, a mirar al  otro con ganas de oír, de sentir su voz. «Discutan, participen,  protesten», pidió. Saludó haber encontrado «estands dedicados a la  solidaridad latinoamericana» y concluyó: «sean solidarios, sean abiertos  y discutan, sean ricos en su comportamiento, en su afán de aprender, en  su afán de protestar ante una institución cuya primera virtud es esa  apertura». 
 
El otro escenario se montó frente a las puertas de la Udelar. Al  caer la noche tocaron Plagio, Milongas extremas, Pa´entrar en calor y  Marama. Cuando terminó de sonar Plagio, tomaron la palabra tres  integrantes de la FEUU. Pidieron acompañar la lucha de Familiares de  Detenidos Desaparecidos, señalaron la necesidad de que se esclarezcan  las desapariciones y reafirmaron el compromiso de los estudiantes con  las distintas luchas sociales y políticas en América Latina. La FEUU  exigió el 6% del Producto Interno Bruto para la educación pública y  recordó que este es el año de elaboración del presupuesto quinquenal. En  ese sentido pidió a los estudiantes acompañar el pedido presupuestal  «para tener una educación digna y de calidad». El gremio remarcó la  necesidad de mejorar la situación edilicia, los salarios de funcionarios  docentes y no docentes, no tener cupos y que no se cobren los  posgrados. También se expresó la Agremiación Federal de Funcionarios de  la Universidad de la República (AFFUR), que le pidió a los estudiantes  que salgan a la calle a pelear por más presupuesto para la educación, y  expresó su discrepancia con algunas propuestas del rectorado. 
 
De todas partes vienen 
Nucleados en pequeños grupos los estudiantes recorrían, charlaban,  jugaban y escuchaban las bandas. En diálogo con el Portal de la Udelar  destacaron la oportunidad de conocer «gente de todos lados» y de ser más  activos en su proceso de aprendizaje de lo que fueron en el liceo.  Patricia, Florencia y Valentina estudian Medicina, son de Montevideo,  señalaron que si bien en la facultad son muchos más que en el liceo, en  las clases hacen «mucho más trabajo en equipo» y que hay que «ser mucho  más independiente, estudiar por tu cuenta, si no entendés algo  buscarlo». Nadia, de Montevideo y estudiante de la Licenciatura en  Matemática resaltó algo similar: «Cuesta un poco acostumbrarse, te  sentís mucho más independiente, me gusta más la facultad que el liceo  porque hacés todo más a tu ritmo». También cuesta acostumbrarse a los  profesores: «Algunos dan la clase súper rápido, pero siempre les podés  preguntar y te explican bien», matizó. También saludó el encuentro con  estudiantes del interior del país y de diferentes liceos de la capital,  algo que también resaltó Ema, de Derecho.  
 
Hay quienes no terminan de acostumbrarse a las clases numerosas, por  ejemplo Agustina, oriunda de Melo, que comparte los teóricos de  Relaciones Internacionales con 500 estudiantes y extraña los espacios de  participación oral del liceo. Lo mismo dijo Sabrina, que cursa  Psicología, pero comentó que entrar a la Universidad «está bueno», pese a  tener que «andar a los pechazos» con otros 300. Algo parecido  comentaron Agustina y Florencia, que son de Rivera, comenzaron la  Licenciatura en Artes, y sienten la falta de espacio: «hay mucha gente,  tenemos que trabajar con las tablas y es muy complicado», dijeron.  Aunque tienen interés en conocer compañeros, los grupos numerosos les  plantean dificultades: «conocés a una persona y en esa clase estás con  esa persona, pero después no la ves de nuevo», explicó Sheila, que  también es de Rivera y estudia en la Facultad de Psicología. 
 
Entre los estudiantes del interior del país, algunos viven en  residencias estudiantiles (públicas y privadas), otros residen con  familiares o tienen la posibilidad de alquilar, y otros viven en el área  metropolitana y viajan diariamente. «Llego cansado», reconoció Kevin,  de Canelones, aunque valoró que el entorno de la Facultad de Ingeniería,  donde cursa Ingeniería en Computación «es muy lindo». También viajan  Iván y Danilo, estudiantes de Ciencias Sociales y de Química, que cada  día destinan tres horas para viajar en ómnibus a Montevideo de ida y  vuelta.   
 
Para los recién llegados la necesidad de adaptación es doble, porque  el ritmo citadino es distinto. «Te cuesta un poco porque es mucho más  rápido, allá estabas a diez, a 20 cuadras del liceo», dijeron Diego y  Álvaro, estudiantes de Ingeniería procedentes de Rivera. Más lejos  resultaba para sus amigos Santiago y Rodrigo, compañeros de clase y  oriundos de Minas de Corrales, donde viven 4.000 personas. Tampoco se ha  habituado Fátima, que estudia Ciencias Sociales y llegó de Tomás  Gomensoro, un pueblo de Artigas donde viven 3000 personas. Dijo que  extraña el campo y la tranquilidad y que en Montevideo «anda todo el  mundo apurado. Voy a tener que acostumbrarme», concluyó.  
 
Las dificultades para adaptarse al ritmo de facultad son matizadas  con ayudas como las tutorías entre pares, contó Walter, estudiante de  Arquitectura: «podés sacarte la mayoría de las dudas por ahí», explicó.  Walter es oriundo de Paysandú, vive en una residencia y a partir de su  experiencia de un mes en la facultad expresó que «la gente de Montevideo  te hace sentirte bien, te hace sentir parte». A su vez, Danilo, que  cursa Química y Belén, que hace Derecho, apreciaron el aporte de los  diferentes gremios estudiantiles que dan información sobre horarios,  actividades y parciales. Iván, estudiante de Sociología, opinó que el  cogobierno es una forma de organización valiosa, porque permite que las  decisiones no estén sujetas al criterio de pocas personas.
Fuente: http://www.universidad.edu.uy/prensa/renderItem/itemId/37073/refererPageId/12

